Llegué a Ningbo y me puse en busca del hostel que previamente había reservado. Gracias al mapa de la Lonely Planet, sin dar mucha vuelta llegué al hostel. Justo en el paseo del Lago de Luna. Tengo que decir, que es muy bonito este lago. Dejé la maleta y la guitarra en la habitación, y como todavía eran las tres de la tarde, me dispuse a dar un paseo. Estuve más de dos horas entre el lago, que tiene bastante que ver, además de una pagoda que hay cerca del centro y la Torre del Tambor, que no es nada más que algo parecido a un campanario. He de decir que me sentí una persona famosa, pues me saqué unas cuantas fotos con chinos que paseaban por la calle. Y otras tantas que los chinos me sacaban
Después de la visita, me fui con un chico chino que está en mi habitación a tomarme algo por ahí, pero nada del otro mundo, pues, para l@s que no lo sepáis, resulta que Ningbo es uno de los puertos más grandes de China, lo que quiere decir, de los más grandes del mundo, lo que hace que haya mucha gente de negocios en la ciudad, convirtiéndola en un hervidero de extranjeros con mucha pasta. Esto significa, que, unido a que no hay ninguna gran universidad en la ciudad, las zonas de marcha son muy caras, y para un estudiante como yo, no son lo que busco.
Dormí toda la mañana, sin prisa, pero sin pausa. A una hora razonable, en torno a las 11, me desperté y me puse en marcha, pues sabía que aún me quedaban cosas por ver en la parte histórica de la ciudad, y toda la zona nueva. En la parte antigua visité un templo grandísimo, con un montón de cosas. Entre ellas, estaba la historia del Mahjong, el juego ese que parece el dominó, y que probablemente hayáis jugado en el ordenador. Pues es porque resulta que se inventó en esta ciudad. Aunque bueno, ya sabéis que es como todas las historias. En muchas ciudades está el Cáliz de Cristo, Cristóbal Colón nació en varios puntos de Europa simultáneamente, o cualquier tipo de leyendas de ese tipo.
Con este templo terminaba mi visita a lo que vendría siendo el casco antiguo de la ciudad, así que me puse en marcha a la zona nueva. Tras andar algo más de 40 minutos, con todas las vueltas absurdas incluidas, llegué a ésta parte de la ciudad. No tiene nada que ver con la otra, es como cambiarte de país. Es todo mucho más occidental, y cosmopolita. Aún así me pasé por un museo, el de la historia de los barcos en China. Además me di una vuelta por la zona, y me encontré a unos europeos jugando a la petanca. Si, a la petanca. Era una mezcla europea de Francia, Alemania, Italia y España, como un chiste. Acabé mi visita por la Catedral de Ningbo, si, una catedral en China, y tras más de cuatro hotas dando vueltas, me volví al hostel, para vaguear, tocar un poco la guitarra, y poder contaros mis aventuras.
Y así termina la entrada de hoy.
Un saludo, Agustín.
Un Gallego en China.
2010.05.02
jajaja mola eso de que te saquen fotos por la calle! Qué va a ser lo próximo ¿Firmar autógrafos? :O
ResponderEliminarJoer macho, asi recordarme me recuerdas al Marco Polo de Caldas...
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