20 de septiembre de 2010

De excursión a Kangxi y Longqing

Si, como veis, aunque he estado algo parado últimamente, estoy volviendo a aprovechar el tiempo para poneros un poco al día de lo que voy haciendo, para que no os olvidéis de que tengo un blog y esas cosas. Hoy os voy a contar sobre la excursión que hicimos el pasado sábado a Kangxi y Longqing.


A esta excursión nos decidimos a ir Alex, mi amigo de Rusia. Sebástian, un chico nuevo alemán que está en Beihang. Luís, un chico que el año pasado ya estaba en Beijing, pero que se ha mudado a nuestra universidad, porque mola mucho más que la que estaba el año pasado. Anna, con la que ya me fui de viaje por el sur de China el año pasado, y sus primos, que están de visita. Y finalmente Laura, la chica de Cataluña que me acogió en su casa mi primer día de mi nueva aventura en Beijing.


Como somos algo aventurer@s, nos decidimos a ir con las cosas a medio hacer, sabiendo más o menos cómo ir, pero nada seguro, y a ver que pasaba. Llevamos ropa por si había que quedarse a dormir, y la verdad es que poco más, sólo muchas ganas. Llegamos sin problema hasta Kangxi, pero claro, desde donde nos dejaba el bus hasta lo que queríamos ver, tuvimos que negociar con un tío de una furgoneta, que por 2€ nos llevó a los 8 al sitio requerido.


Ya estando allí, vimos, pues lo que había que ver, nada más que una pradera enorme, un montón de chinos de aldea, y pocos turistas, además de los caballos para dar un paseo. Como no, tras negociar con los dueños de los caballos, nos decidimos a darnos una vueltecilla. Gracias a Luis, que habla chino fluido, pudimos entendernos con los aldeanos.



Como en el lugar había poco más que ver, ya aprovechamos que teníamos allí al tío de la furgoneta para ponernos en marcha hacia Longqing, y tras duras negociaciones, alcanzamos un precio razonable para movernos. La llegada fue sin más inconvenientes, sólo un montón de chinos nos vinieron a acosar para que fuésemos a sus restaurantes, ya que era hora de comer. Comimos en el que nos pareció mejor, y nos dispusimos a visitar la zona turística, con su correspondiente visita en barco.


Como podéis observar, lo que viene siendo Longqing, no es más que una burda copia de Guilin y Yangshuo, las ciudades que visitamos en el viaje al sur del pasado febrero. Si, digo visitamos, porque espero que hayáis visitado el blog desde aquella, y sino, buscad esas entradas, que merecen bastante la pena. En este sitio, en realidad no tiene gran cosa que ver, pues tienen unos jardines y lagos al principio, muy bonitos, por cierto, y después ya tienes que ir y pagarte el viaje en barco para que te cunda un poco más, porque no tiene más. El viaje en barco son unos 40 o 50 minutos, y bueno, tengo que decir que sí que me gustó, pero no ha sido lo mejor que he visto en China. Lo bueno que tiene, es que a 2 horas de Beijing tienes algo que ver distinto, con paisaje, y sin esa nube gris que siempre lo tapa todo.


Me sirvió también para cargar un poco las pilas, porque este martes, osea, mañana, ya empiezo algunas de mis clases. En realidad sólo empiezo las de chino, pero ya es bastante. Después del viaje en barco, ya nos volvimos a buscar una manera de volver, y como esta vez no estaba nuestra furgoneta esperándonos, nos cogimos un par de taxis, y nos volvimos a la estación de buses, para ponernos de nuevo en marcha a Beijing.


Con esto ya me despido.
Un saludo muy grande.
Agustín, Un Gallego en China.

No hay comentarios:

Publicar un comentario