Lo dicho, que quedé con Borja, el chico de la UPM en Beihang, que es su universidad, y es desde donde íbamos a iniciar el viaje hacia Datong. Allí empezó a aparecer gente, todos estudiantes de la universidad con los que yo me iba a acoplar para ir de viaje.
Eran un chico Alemán, pero con familia en Ourense, cerca de Allariz, que hablaba perfectamente castellano, además de Gallego, Inglés, Chino, Alemán... También un Chico de USA, pero con padres chinos, por lo que tenía el chino dominado. Tres rusos, otra chica de USA, dos franceses y nosotros. Vamos, la tropa Goofy. Tengo que decir que la gente muy maja, todos.
Salimos de la universidad sobre las 21 para dirijirnos a la estación de tren del norte, que está...más o menos en el fin del mundo. Una horita en metro y allí estábamos, rodeados de chinos esperando a que saliese el bus.
A las 23.15 ya pudimos entrar en el peor tren que he conocido en mi vida. Sólo le faltaba que anduviesen las gallinas por el suelo, porque el resto estaba todo. Además tuvimos que echar a la gente de nuestro asiento, y pasarnos todo el viaje con miradas extrañas diciendo, "qué haceis aquí vosotros? En el peor tren de China!".
Como podréis observar, el viaje de 7 horas fue bastante duro, con cerveza, comida, licor de arroz, etc. El viaje a mi me gustó bastante, pues estuvimos hablando mucho, y vi que la gente era genial. Y nada, dormimos menos de una hora, y ya a las seis y poco de la mañana, habiamos llegado a Datong.
Ya estábamos en Datong, y ahí me empecé a dar cuenta de que no había llevado ropa de abrigo suficiente, porque estábamos a unos 10º bajo cero, lo que con mi ropa me podía morir de frio. Menos mal que Borja me dejó dos camisetas térmicas, y Jeff, el chico americano, me prestó otro par de calcetines, y eso unido a los guantes de 50 céntimos que me compré, pude sobrevivir. La llegada a la estación fue bastante simpática, pues eramos 10 extranjeros que teníamos una ligera idea de qué íbamos a hacer, pero no cómo, así que todos los taxistas se peleaban por nosotros para ser nuestros chóferes. Al final, nos hicieron el mejor precio con una especie de minibús, y allá nos fuimos con el tío. Nos salió algo caro, pagamos por unos 300 km de viaje, con el bus de unas 15 plazas solo para nosotros, 5€ por cabeza. Si...mucho, pero era la mejor opción! :P
En torno a las 10 de la mañana llegamos al templo colgante de Datong, tras un viaje en el minibús, el cual, si iba muy rápido se le abrían solas las ventanillas. Si, tecnología punta, además dentro del bus estaríamos a 2º, con suerte, porque creo que no he pasado tanto frío en mi vida. En fin, menos mal que el viaje mereció la pena, porque el sitio es impresionante. El nombre le va al pelo, porque sí que está colgando el monasterio. Es muy bonito porque además tiene un montón de pasadizos, escaleras, mini-entradas. Es curioso. Es verdad que no me he informado mucho, pero era un templo taoísta, por lo que pude ver. Lo que no entiendo es cómo podrían estar aquí los taoístas a estas temperaturas. No sé, estarían hechos de otro material.
Y bueno, con estas pocas fotos ya os abandono. A ver si para pasado mañana o así, tengo preparado el siguiente post, de las cuevas de Datong, y también escribiré algo de la ciudad, pues estuvimos toda la tarde de paseo por ella, y para ellos no que ya habían visto muchas más ciudades chinas, pero es que son una locura. A mí me ha encantado.
Lo dicho. Os seguiré contando en el próximo capítulo.
Un saludo. Agustín
2009.12.06
Genial el reportaje!! Me alegro de que vayas conociendo gente y haciendo ya viajecillos por el país!! Tuvo q ser toda una aventura con el minibus ese, jajaja!! Un besazo y a seguir disfrutando!!
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